jueves, 28 de abril de 2016

Algunas leyes de la vida

En esta entrada me gustaría poder hacer algunos comentarios sobre aspectos que me parecen relevantes, fundamentales y que casi denominaría como leyes de la vida, y con las que no siempre estamos sintonizados o nos podemos sintonizar fácilmente, incluso a menudo estamos directamente en colisión  o enfrentados con ellas.

-No podemos acelerar las circunstancias de la vida, ni las buenas, ni las malas, aunque pensemos que "sabemos" como hacerlo: el pensar y el vivir no son del mismo orden, por lo que debemos vivir cosas, aunque a veces sintamos que nos gustaría evitarlas. El "a priori" no funciona para la vida; pensar que ya sabemos las cosas no nos exime de vivirlas y atravesarlas con sus aspectos fáciles o dolorosos.

-Un momento (bueno o doloroso) tiene diferentes lecturas, desde el lugar del tiempo y de la experiencia en que se observa: una experiencia que nos pareció terrible cuando la vivimos puede ir desgranando con el tiempo un potencial de cambio positivo importante. A menudo leídos posteriormente nos damos cuenta que esos momentos de tanto sufrimiento en realidad no solo fueron de sufrimiento, aunque eso haya captado toda nuestra atención.

-Existe una impotencia para controlar que sucederá en nuestra vida y cuales serán los acontecimientos, eso no quiere decir que no tengamos margen de maniobra ni seamos libres para poder elegir y movilizar aspectos importantes

-A menudo la intensidad emocional de un instante, capta toda la atención, le damos toda la importancia y oculta el sentido de la trayectoria que venimos realizando, es por ello que es importante, aunque a veces sea difícil, poder dar a los instantes su lugar adecuado, aunque los sintamos como muy intensos, para que con el tiempo puedan cobrar un significado más realista y verdadero.

-Muy habitualmente, cosas que serán esenciales para nuestra vida y nuestro desarrollo, aparecen de manera casual, lateralmente en nuestra cotidianidad o "de refilón", sin que estuvieran planificadas o pensábamos que pudieran aparecer. Solo cabe preguntarnos como ha aparecido en nuestra vida nuestro trabajo, nuestra pareja y otros aspectos que para nada estaban planificados.

-En la vida hay un lugar muy destacado para lo que no "acaba de cuadrar", lo sorprendente, lo que parece imposible, pero finalmente ocurre, tanto en el sentido positivo como, a veces, en el del sufrimiento. El ser humano posee la capacidad para ir dando sentido y ubicando en la propia trayectoria biográfica lo que nos va sucediendo.

Estas "leyes" que he mencionado configuran de alguna manera un hecho irrenunciable: la vida tiene su propia inercia, no totalmente conocida por nosotros, y es importante poder diferenciar, en aras a evitar un sufrimiento constante, que la vida no será nunca a medida de lo que a nosotros nos gustaría, sino que tiene su propio funcionamiento, con el que es importante que nos podamos sintonizar.

jueves, 21 de abril de 2016

Quedarse paralizado en la vida

Pretender un lugar en la vida que nos de una tranquilidad absoluta, una posición que nos garantice y certifique "que estaremos seguros a todos los efectos", que nada incómodo, doloroso, inesperado, puede aparecer, es un imposible, un imposible en el que lamentablemente muchas personas están encerradas desde tiempos muy remotos, sin poder escapar.

Por diferentes razones: por las posición que han tenido en su familia, por las relaciones paterno-filiales, por cuestiones de uno mismo, muchas personas quedan pegadas a esta idea de que podrán encontrar alguna vez un lugar en la vida, una posición, un saber, que les garantice estar afuera de los vaivenes, separaciones, cambios, imprevistos y sufrimientos, que implica el hecho de vivir.

Naturalmente esto es imposible, nada hay que nos pueda garantizar saber como se darán los acontecimientos, que pasará el día de mañana... no hay tampoco saber (teórico, técnico, médico o psicológico) que nos pueda garantizar de manera alguna que vamos a estar exentos del sufrimiento, que también acontece en la vida.

Lo cierto es que esta expectativa envenenada, de poder encontrar tal lugar en la vida, lleva a muchas personas a quedan paralizadas, atrofiadas, sin crecer, sintiéndose indefensas y sin atreverse a dar un paso fuera de ese "imaginario" lugar ideal, que en el fondo no es más que una cárcel que les limita y atrapa, un engaño, que con el falso pretexto de no sufrir solo consigue que las personas atrapadas en ella no puedan vivir y desarrollar lo que de manera natural podrían conseguir.

Sacrificar la vida y el propio potencial, quedar atrofiado a expensas de una ilusoria y falsa promesa de "seguridad total" con la que algún día, seguramente por razones justificadas en aquel momento, decidimos hipotecarnos a nosotros mismos y a nuestra capacidad de hacer, vivir y manifestarnos en el mundo.

Según para que personas, es un trabajo largo, laborioso, doloroso y que implica muchos cuestionamientos de elementos muy básicos para la persona, que necesita hacerlo acompañado de un profesional que haya recorrido ese mismo camino, y pueda ir guiando a pesar de los lógicos avatares que puedan surgir en el  camino de liberación de esa paradójica cárcel emocional en la que nosotros mismos nos encerramos en algún momento de nuestra vida, poniendo un cierre y un candado a nuestras posibilidades de vivir de una manera libre.

viernes, 15 de abril de 2016

Vivir

De mis reflexiones personales y profesionales sobre las posibilidades y el sentido de la terapia psicológica, pienso que una definición interesante es que esta cuando se lleva adelante de la manera adecuada y durante el tiempo adecuado, posibilita que las personas vivan.

A menudo consultan muchas personas que tienen diferentes dificultades con el hecho de vivir: personas que se sienten excluidas de la vida, personas que se sienten muertas en vida, personas que no se han podido construir una vida propia o que no viven su vida sino las de otras personas.

A menudo se intercalan muchas cosas complejas con la posibilidad de vivir. Vivir implica siempre cambios, incertidumbres -nadie puede controlar la vida y esto nos recuerda la radical impotencia del ser humano para controlar su destino, algo que llevamos mal, o muy mal en según que casos-, ganancias y pérdidas... que hacen que vivir y estar presente afrontando lo que traiga la propia vida se haga enormemente complicado para muchas personas y que uno mismo, desde los primeros años de la vida se construya cárceles mentales, se enrede en según que lugares más o menos al margen de la vida, al objeto de encontrar un imaginario lugar ideal donde todo estará seguro y no habrá riesgo.

Tristemente, la seguridad absoluta no existe, y uno hipoteca su vida en aras de algo que ni existió, ni existe, ni existirá en el futuro, y que no es más que el anhelo infantil de un lugar en el que estemos a resguardo y protegidos de todo, donde estén todas las respuestas y podamos lograr todo, sin incertidumbre ni dolor. Con esa esperanza, que no se puede cumplir, nos perdemos lo que de verdad la vida puede ofrecernos y aportarnos.

El vivir a que me refiero tiene que ver con poder afrontar las cosas buenas y malas que trae la vida, tener la capacidad de elaborar los duelos necesarios, poder implicarse y comprometerse con aquello que sea necesario, sin tener la seguridad de como será el recorrido y cuales serán los resultados: vivir de acuerdo a las reglas de la propia vida, que nadie puede cambiar.

El desbloqueo y desarrollo de estas posibilidades, aunque parten de la aceptación de las limitaciones de la vida y de la asunción de aquellas cosas que no se pueden lograr, trae la capacidad de disfrutar, del trabajo, de las relaciones y de diferentes elementos que la vida  puede ofrecer.

viernes, 8 de abril de 2016

Salir del hoyo: el agujero desde dentro.

Siempre que alguien está pasando un momento muy malo, con muchos síntomas de angustia, desesperación, inhibición y dificultad para sacar las cosas adelante, instalado en la impotencia, la paralización y el sufrimiento, es muy importante que a nivel terapéutico nos podamos ir preguntando en las causas más profundas, que más allá de las dificultades aparentes de la vida (problemas laborales, económicos, de relaciones...)  puede estar originando estos conflictos.

Este proceso de búsqueda y de investigación es fundamental, en tanto en cuanto vamos a encontrar conflictos, elementos, emociones, temas familiares,  e hilos de los que tirar en la historia del sujeto, bastante lejos del aspecto que muestran los síntomas del sufrimiento cotidiano de quien nos viene a consultar.

Ese es el material del que se forjaron los conflictos que aquejan y hacer sufrir, aunque se expresen en las circunstancias de  nuestra vida actual y en el panorama que tenemos actualmente. Ahora bien, este es un material, que podríamos llamar "conflictivo" que no se halla directa y fácilmente accesible en la mente consciente de la persona que sufre, por lo que se necesita de un dispositivo, un encuadre y una forma de hablar y expresarse (la asociación libre) que haga que el sujeto poco a poco, a través de sus asociaciones, sueños, lapsus y "equivocaciones" al hablar nos vaya dando esos elementos que buscamos, esas claves, palabras, asociaciones... de las cuales en ocasiones, el será consciente de su decir, y en otras las propias palabras de su psicoanalista serán las que le ayuden a ir rectificando su posición ante todo eso que le hace sufrir.

Como el lector podrá comprender este es un proceso donde la mente racional no gobierna el proceso (ni siquiera del lado del psicoanalista). En este caso se trata más bien de poder liberar, dar una significación nueva y distinta, que permita al sujeto vivir mejor, moviendo los sentidos y los elementos racionales que se hayan transformado en una pesada losa para el sujeto, como representaciones de él mismo con las que es insoportable vivir.

Es cierto también, y hay que decirlo, que el proceso de avanzar en este camino de liberación y de transformación interior, es un proceso a veces muy doloroso y difícil, en el cual se producen a menudo también algunos pasos atrás. Es necesaria una gran valentía para poder cuestionar determinados elementos muy sólidamente armados en la historia de la persona, aunque la suman en circunstancias personales difíciles; también es habitualmente muy complejo el poder cuestionar la influencia o las palabras dichas por otras personas muy importantes en nuestra vida en los momentos de constitución de nuestro ser.

En definitiva, quiero mostrar que el verdadero proceso terapéutico no es en absoluto un camino de rosas, por momentos también tiene momentos de dolorosos cuestionamientos, angustias propias de todo aquello que se está movilizando, incertidumbre y miedo ante que será lo nuevo que pueda surgir... En definitiva el complicado y difícil proceso de abrirse al cambio, para poder cambiar aquellas cosas que a la par que nos hacían sufrir, estábamos enganchados a ellas, para que puedan aparecer elementos nuevos, y también viejos, pero más auténticos y más nuestros.

Es por ello que quien tiene el valor de iniciar un tipo de trayectoria terapéutica desde el psicoanálisis, inicia una odisea donde se compromete con todo su ser y en este recorrido van a suceder y se van a modificar muchas cosas, de ahora, de antes, de cara a poder tener un lugar distinto para vivir en el que aflore la alegría y en el que cuando toque sufrir (que de eso alguna vez no nos libramos nadie) sepamos hacerlo de la manera más digna posible.

Entre el punto inicial y final de este recorrido van a suceder muchas experiencias que tocan lo humano y su límite, a veces con gran dolor, y a veces con gran alivio.

Es por ello que quien quiera realmente cambiar aquellas cosas que le hacen sufrir desde lo más hondo de si mismo, puede optar por un tipo de enfoque como este: es bien sabido que suele ser más largo, pero su objetivo es más ambicioso (la curación) que el de otorgar un mero alivio, que será siempre temporal.

Saludos.

Joan Escandell Salvador.
Psicólogo de la Clínica Iniciativas Médicas de Ibiza y Formentera