domingo, 13 de octubre de 2019

NO negarse a las crisis


Cualquiera puede atravesar una o varias crisis psicológicas personales y evolutivas, según la transición vital que esté experimentado o según los avatares y accidentes a los que le someta la existencia.
Las crisis psicológicas, y más tanto en cuanto cuestionan aspectos muy centrales de lo que creemos, o de los que creemos que somos, pueden llegar a ser extremadamente dolorosas para quien las sufre, y ser acompañadas por un cortejo de síntomas como la angustia, la tristeza y el llanto; la parálisis a la hora de tomar decisiones, el embotamiento afectivo o la negación y la recurrencia a lo que antes funcionaba como manera compulsiva de negar todo lo que está aconteciendo…
La crisis es un campo abierto, que necesita de un trabajo personal para ir abriéndose a dimensiones y cambios que dan miedo a quien la sufre, y a tener que afrontar situaciones en las quien la sufre no esperaba -ni quería- verse envuelta, pero que ahora piden una implicación de la persona que se encuentra, a menudo muy a regañadientes, en nuevas situaciones.
¿Qué tienen de especialmente doloroso las crisis para muchas personas?
En mi opinión la pérdida o el cuestionamiento de cual es nuestro lugar en el mundo, así como de quienes somos nosotros, que es lo que queremos… Es decir, cuando algo importante, o todo se mueve fuera, lo sentimos a menudo como un tsunami dentro de nosotros, que desestabiliza nuestras rutinas, certidumbres, mecanismos de compensación, y aquellas cosas que dábamos por seguras en nuestra cotidianidad e incluso en nuestra identidad.
Existe una manera muy habitual, y muy tranquilizadora por parte del ser humano, de tratar de negar el advenimiento de aquello que sentimos que nos atemoriza, y quedarnos aferrados (y muy tranquilitos) a las viejas pautas y modelos, hasta que, de alguna manera u otra, a base de no oírnos, conseguimos acallar lo que nos asustaría pegados a la tranquilizadora inmovilidad.
Esto no es sin pagar un precio, en el sentido de que implica cerrarnos puertas evolutivas muy importantes, asumir retos, ser más independientes, valientes y asertivos. Implica de alguna manera quedarse en la infancia, elegir no crecer y no desarrollarnos, sin querer escuchar el mandato más importante que considero para el ser humano: Vivir, afrontar, y dar cuenta de la manera más digna posible de todo lo que nos vaya aconteciendo.
Es por eso por lo que un inicio para afrontar una situación de crisis personal -algunas sobrevienen por cambios externos y nos las “encontramos” encima-, es empezar a hablar de ello y poner en palabras todos los sentimientos, emociones e ideas; así como los miedos y las angustias que vamos encontrando por el camino, con aquellas personas que nos apoyen. La crisis necesita su tiempo, tiempo que uno debe de poder concederse, así como espacio íntimo y afectivo para ir expresando todo aquello que se siente (tristeza, miedo, dolor, incertidumbre…)
De las crisis se sale de nuevo a la vida, como si se tratase de salir de un tiempo de recogimiento y elaboración interna, a menudo con aprendizajes muy importantes, y probablemente con una identidad más fortalecida, con nuevos matices y con las prioridades más claras. Se produce como un nuevo saber más claro sobre uno mismo y sobre la vida.
Si es necesario, por supuesto, buscando una adecuada ayuda y acompañamiento profesional.

sábado, 14 de septiembre de 2019

Cuando los cambios importantes producen angustia

A menudo no es fácil transitar aquellos cambios y transiciones, a veces acusadas, que la vida marca en nuestro destino.

Nuestro lugar en la vida y en el mundo tiene que ver, en buena medida, con elementos que se han ubicado ahí desde muy temprano en nuestra infancia, marcando a veces posiciones y espacios muy fijos, difíciles de abrir y/o modificar.

Por ello a veces hay determinados cambios que nos causan muchas angustia y que incluso nos vemos imposibilitados de afrontar.

Es el hecho de como fueron nuestras primeras relaciones, especialmente nuestra primera y más especial relación (con nuestra madre o cuidador principal), y como durante los primeros años se estructuró nuestra posición entre nuestros padres, lo que marca de manera más esencial y determinante el recorrido que vamos a hacer por la vida, y efectivamente, cual será nuestro lugar en el mundo y muchas de nuestras posibilidades: hasta ese punto son importantes y constitutivos estos primeros años para nuestro psiquismo y nuestro devenir.

Si se ha dado un tipo de relación o un tipo de interacción que nos ha fijado a lugares muy estancos, muy cerrados (ser siempre el niño/a de mamá sin que nada apenas pudiera interferir eso...) va a ser difícil que salgamos de esas coordenados -si no hacemos un trabajo específico para conseguirlo- en las que por necesidades, probablemente más ajenas que propias, fuimos ubicados, en la época de nuestra dependencia infantil, en un lugar en el que no era fácil moverse y en el que se corre el riesgo de quedar más o menos anclado con dificultades de movimiento futuro.

Ahí puede estar uno de los orígenes de la abrupta angustia y del miedo a los cambios que muchas personas sufren ante cambios como una relación nueva, un cambio profesional o familiar, la maternidad-paternidad... o incluso el lograr un éxito deseado. Esta angustia aparece ante cambios que de alguna manera alteren esas coordenadas de ese equilibrio precario, en las que desde siempre estamos instalados, y que a pesar de limitarnos tanto, nos cuesta mucho salir.

Como todo fenómeno ligado al padecimiento humano, poder hablar de ello, ponerlo en palabras y cuestionarnos nuestras propias verdades y certidumbres -si es necesario pidiendo ayuda profesional-, es aquello que nos puede llevar a descubrir y explorar otros territorios que ignoramos, y nos puede dar el acceso a modificar aspectos clave de nuestra existencia, que desde un lugar desconocido están causando muchos efectos y un profundo malestar.

viernes, 16 de agosto de 2019

Como espatllar l'inici d'una possible relació de parella: consells molts eficaços.


Si casualment has conegut una persona amb la qual sents que hi ha hagut connexió, intimitat i ha passat alguna cosa més entre vosaltres, de manera que sents que voldries que anés a més i seguir coneixent-la, aquí uns simpàtics consells que mai hauries de seguir si no vols que la cosa acabi en desastre...

-Primerament, intenta envair des del primer moment totes les esferes de la vida de la persona que t'agrada, i fer-te present de manera massiva, no permetent gaire separació.

-Fes judicis, opinions i pren decisions amb el poquíssim que saps sobre aquesta persona, agafant només com a referència aquells aspectes molt fragmentaris (que de vegades distorsionem en funció de les nostres carències) del que penses que saps d'ella.

-Si existeixen hàbits d'aquesta persona que et resulten molestos o difícils de digerir; fes-li notar de seguida el teu disgust i planteja seriosament que seria interessant que es planteges de canviar-los.

-En els moments en què no hi hagi tant o gaire contacte, posa en joc tota la teva dependència i demanda i exigeix atenció, com si pensessis que la mereixes per sobre d'altres interessos, preocupacions, persones o valors de la persona que t'agrada.

-Intenta saber-ho tot d'aquesta persona, de la seva història sentimental... no deixis ni una sola zona "d'ombra" això et servirà per realimentar els teus "fantasmes" i no deixar de pensar-hi constantment

-O tot o res: O aquesta persona s'emmotlla perfectament a la teva idea del que és una parella o cal descartar-la ràpidament. Res de permetre les diferències entre vosaltres o trobar un camí conjuntament construït.

-No permetis mai a la persona que t'agrada cap dubte, replantejament, presa de distància... el seu compromís ha de ser sempre igual, tot i el que estigui vivint i passant; sigues absolutament inflexible.

-Si la cosa avança, no et plantegis mai de fer algun canvi significatiu en la teva forma de vida (encara que et provoqui incertesa) necessari per a que la relació continuï, segueix atrinxerat en el que a tu et va bé, i que s'adapti sempre l'altre.

Com hauràs deduït, aquesta és una descripció, en forma de consells d'una sèrie de trets i maneres d'actuar que van contra la possibilitat que una relació es desenvolupi des de la llibertat i el respecte, i pugui créixer per si sola sense imposicions, manipulacions ni pressions.

Generalment això és causat per les dificultats emocionals, immadureses d'una o de les dues persones que s'estan començant a trobar.

Tots en algun moment caiem en alguna d'aquestes maneres de fer en totes les relacions, no obstant, cal fer una introspecció molt important si les nostres relacions solen fracassar per qüestions com les anteriors. Aquests anti-consells, també poden existir a relacions que fa temps que duren i que potser tenen aspectes disfuncionals que caldria revisar.

sábado, 3 de agosto de 2019

Les condicions de les treballadores dels centres infantils

Darrerament a diferents indrets està apareixent el debat sobre les pèssimes condicions salarials de les educadores infantils que exerceixen en l’àmbit privat -la gran majoria- , que són aquelles professionals que s’encarreguen de l’educació i la socialització primària dels infants entre els 0 i els 3 anys. 
Aquestes professionals compleixen unes funcions fonamentals i molt delicades en la nostra societat, capitals per a aconseguir una adequada conciliació familiar i una igualtat real entre homes i dones. 
Cal tenir molt en compte la importància social i afectiva dels primers aprenentatges que realitzen els infants, tant a casa, com als centres infantils, i per tant la delicada i fonamentals tasca que tenen aquestes professionals de cara al desenvolupament òptim dels nostres infants. 
No qualsevol serveix per aquesta tasca, i és per això que han de realitzar una formació exhaustiva per a poder capacitar-se teòrica i afectivament. 
En els darrers temps moltes d’elles estan deixant la seva important tasca, en la  gran majoria dels casos vocacional, per a desenvolupar feines una mica millor remunerades (caixera de supermercat, venedora de roba...) ja que no poden subsistir amb la misèria que se’ls paga. No vull dir pas que aquestes feines siguin més indignes que la d’educador/a, però és cert que una societat que no sap retribuir adequadament a les i els professionals que s’encarreguen de l’aprenentatge, socialització i desenvolupament inicials dels nostres nadons i nens petits -que és un dels basaments inicials que determinarà les possibilitats que tindran a la vida- alguna cosa no està fent bé. 

viernes, 26 de julio de 2019

Los instantes bisagra de nuestra vida


Nuestra existencia va discurriendo entre días bastante parecidos, rutinas y fases más o menos estables de nuestra vida, sin a menudo sepamos sobre los lineamientos psicológicos ni sobre las razones profundas que determinan nuestra manera de ser y actuar en el mundo desde el fondo de nuestro ser.
Ahora bien, todos nosotros hemos vivido en nuestra existencia momentos clave de nuestra vida, habitualmente muchos de ellos socialmente y familiarmente señalados (compromisos, bodas, nacimientos, fallecimientos…), o momentos en los que, aunque no hubiera exteriormente nada extraordinario, hemos sido conscientes de nosotros mismos, de nuestras motivaciones, deseos, y del lugar que ocupamos en el mundo de una manera especialmente clara.
De alguna manera es como si nos observáramos a nosotros mismos a vista de pájaro sobre el tablero del mundo. Estos instantes, que parecen surgidos de la nada, y que nos hablan de la acumulación de un saber que emerge de nuestro interior dejando ver lo esencial de nosotros mismos -que a menudo no es fácilmente accesible-, nos permiten, si nos conocemos suficientemente y estamos atentos a la ocasión, tomar decisiones importantes sobre el rumbo que queremos dar a nuestra vida;
Como comentaba anteriormente, las transiciones habituales de la vida de las personas (los momentos de compromiso, las transiciones entre las diferentes etapas y roles de la vida) son especialmente proclives a que con ellas se sincronicen nuestros mecanismos psicológicos profundos, y aparezcan otras cosas distintas de las ordinarias, sean aspectos agradables que no conocíamos totalmente o elementos dolorosos que desconocíamos y tenemos que afrontar.
Estos momentos bisagra, eclipse; son momentos en los que se alinean de manera no habitual diferentes aspectos esenciales de nosotros mismos, y donde se dan la mano el pasado, el presente e incluso el futuro. Son como nudos hechos de nuestra historia. Conociéndose uno mismo suficientemente a veces se puede percibir como en estas ocasiones resuena en uno mismo algo distinto más cerca de lo que es habitual, cosa que puede dar pie a una rica interrogación sobre los fundamentos de nuestro ser, que nos permita reorientar nuestro papel en la vida.

viernes, 12 de julio de 2019

El sufrimiento útil y el sufrimiento inútil


Vivir implica sufrir.
Una parte de la vida, uno de sus componentes es, queramos aceptarlo o no, el sufrimiento. Este malestar es más bien un hecho, una certeza que todos nosotros vamos a encontrar en nuestras vidas, y del que tendremos que dar cuenta lo mejor que podamos.
Que el sufrimiento es un aspecto inevitable y esencial de la vida, que no vamos a poder eliminar, o poder calcular cuando va a aparecer, como vamos a poder afrontarlo… es una de aquellas verdades incómodas con las que preferiríamos no tener que vérnoslas, pero en este caso, menos es más, y quien puede asumir esta realidad con naturalidad y entereza, aceptando las limitaciones y la incompletud de la vida, es quien en mayor medida se libra de un sufrimiento neurótico inútil.
Por otro lado, apartarse de todo malestar, incomodidad o sufrimiento natural, que surge cuando nos enfrentamos a algo nuevo, a las primeras de cambio, nos va restando posibilidades de desarrollar aspectos de nosotros mismos y de nuestra vida, condenándonos a una superficialidad, y a un habitar un reducido espacio en el mundo; a modo de ejemplo, atravesar determinadas incomodidades o incertidumbres es necesario para perseguir deseos u objetivos detrás de los cuales pueden estar elementos clave para el futuro de nuestra existencia: pero nadie dijo que fueran fáciles.
A mi entender, unas de las fuentes de mayor sufrimiento innecesario es no estar dispuesto a asumir las propias limitaciones, contradicciones e incongruencias, y no poder aceptar que no las vamos a poder resolver de manera completa ya que son un hecho estructural en el ser humano, que efectivamente nos hace sufrir, como también nos hacen sufrir los golpes y devenires de la vida, absolutamente imposibles de predecir.
Ahora bien, la vida nos trae golpes, a veces devastadores, y esta deseable predisposición a aceptar lo imposible de controlar de la vida  no los hace menos dolorosos o inocuos, si bien es cierto que sufrir por aquello que es necesario sufrir -recordemos que el sufrimiento tiene que ver con la necesidades insoslayable de hacer duelos por las pérdidas que vamos sufriendo- sí que nos permite liberar el resto del tiempo nuestras capacidades para comprometernos con proyectos, desarrollar nuestra existencia, en definitiva, vivir obteniendo satisfacciones de la vida y de las personas, que es, a mi entender, una manera óptima de estar presente en la propia vida. Ese sería el tipo de sufrimiento “útil” que hay que elaborar cuando aparece, y que tiene que ver las experiencias y pérdidas de la vida.
Es por eso por lo que cerrarse a cualquier incomodidad, incertidumbre o sufrimiento que pueda aparecer, en realidad nos condena a repetir siempre lo mismo, en un entorno muy reducido, sin poder apenas dejar entrar elementos nuevos en nuestra vida, cambios… Creo que eso sería un buen acercamiento a la definición de lo que sería estancarse en la vida.
Es por ello que asumir el sufrimiento “útil” que implica hacerse una vida, es el mejor remedio del sufrimiento inútil que nos condena al estancamiento y a la inacción y empobrece nuestras vidas.

domingo, 9 de junio de 2019

Malas cicatrices psicológicas


El sufrimiento, el malestar, la angustia; invade a algunas personas de manera tan intensa, hasta el punto de incapacitarlas en algunas áreas de su vida, o incluso torcer sus posibilidades y su destino, cosa absolutamente dramática.
Impedir que esto sea así, a menudo implica el proceso de revisar cosas de nuestra vida y nuestro pasado que nos resistimos profundísimamente a cambiar, dado que fueron aspectos muy dolorosos en su momento, que han quedado cicatrizados de manera inadecuada, pero de una forma que todavía nos provocan muchas dificultades para vivir.
Esas son las heridas psicológicas más dolorosas, permanentes y difíciles de abordar, aquellas que hemos cerrado con gran contundencia, dado que implican aspectos muy dolorosos de revisar, contradictorios, aparentemente sin salida, enigmáticos…
Es imaginable el gran dolor, rabia y angustia que implica tener que abrir una de estas cicatrices, que a menudo nos ha costado muchísimo trabajo cerrar; por supuesto que no es un proceso sencillo, pero el camino a realizar tendría que ver más con ir abriendo una trabajosa senda hasta poder acercarse lo máximo posible, y poder ir reviviendo -probablemente con dolor- aquellos aspectos de manera que puedan ir colocándose de otra manera, para que no hipotequen nuestro futuro.
Desde mi concepción, no se trataría de unos síntomas, como una enfermedad, que han aparecido en nuestra mente, y que simplemente se trata de extirpar, como cortando el un brote o una rama que ha crecido demasiado, para que todo quede igual.
Se trata de cambios profundos, en nuestra bases anímicas y identitarias, que por supuesto implican a la persona que quiere cambiar al cien por cien.
No hay medicamento ni técnica que pueda sustituir esa trayectoria por los propios fantasmas.
Sí existen mil señuelos y cantos de sirena para no encontrarse con aquello con lo que más nos resistimos a encontrarnos, para despistarnos un poco. Por supuesto, eso tiene sus consecuencias.
Cada uno decide.

miércoles, 1 de mayo de 2019

Els ritmes propis: donar-se el temps necessari


Si un mateix no respecta els propis ritmes, els propis tempos d’anar atansant-se als canvis, transicions, dols personals i noves fases que s’obren de la vida, és probable que experimenti la sensació, sovint molt dolorosa, de no estar d’acord amb el més essencial d’un mateix. Això no només tindrà efecte en com un se sent, en el malestar que un experimenta, sinó que també es projectarà en la nostra vida exterior, en les nostres relacions....
Que tenim un ritme i un temps particular, propi de cadascun, implica una lliçó que per algunes persones és molt difícil de poder assumir, ja que parla de les limitacions pròpies, ens mostra que no tot és benestar, que no “es pot tot” -contra el que els eslògans publicitaris tracten de vendre’ns de manera constant-  que els dols i aspectes dolorosos i impossibles són part de la vida, per a poder obrir altres etapes, és a dir, ens posa en relació amb el que la vida té d’insatisfactori, de frustrant...
Conjugar els propis ritmes personals amb tot allò que suposem que se’ns demanda des de fora, no sempre és una tasca senzilla, ja que moltes vegades no coincideixen les coses que un consideraria fonamentals amb aquelles que cal portar a terme de manera més o menys urgent.
Una vegada evidenciat que de vegades és difícil conjugar allò interior amb l’exterior, penso, no obstant, que no és una excusa, ni podem atribuir a la família, o a la societat en general el fet que molt usualment no ens donem el temps ni l’oportunitat de fer un viatge personal cap aquells aspectes del nostre interior que ens marquen des de dintre, i amb els que seria interessant tenir-hi el major contacte possible per anar-los fent servir de timó en la travessia de la vida.
Efectivament, parlo també d’estar en contacte amb aquelles coses doloroses, trencades, o traumàtiques que tothom té en la seva història i amb les que es tractaria més aviat d’aprendre a conviure i anar conjugant-les amb cura amb la nostra vida interior, relacional, laboral i social.
Voler anar més enllà d’aquests aspectes determinants que un porta a dintre, i que hem de tenir en compte, sovint implica una frenètica carrera d’extraversió cap al món exterior que té efectes posteriors en la pròpia salut i en el propi malestar en tant en quant no hem estat suficientment connectats amb els nostres ritmes i limitacions, amb el que efectivament, podem fer de manera raonable.

sábado, 9 de marzo de 2019

Tenir angoixa és estar viu.


Tenir angoixa -aquest patiment indescriptible, que sovint ens posa en relació amb allò insuportable de nosaltres mateixos i de la nostra existència-, és estar viu i existir de manera present al món; però Com es conjuguen aquests dos termes quan precisament és la pròpia angoixa la que sembla que ens paralitza i ens impedeix avançar?
Efectivament, l’angoixa, especialment quan és un malestar que es perllonga en el temps, resulta una experiència indescriptible de patiment que situa el subjecte més enllà dels sentiments i les paraules, i que ens pot portar a equivocar molt l’itinerari, les decisions que prenem, i el que és pitjor, pot arribar a determinar el curs i destí de la nostra vida.
Si llegim l’angoixa, aquest malestar difícil de travessar, com quelcom només negatiu i com una espècie de disfunció, ens dedicarem a tractar d’extirpar-la, suprimir-la, i de manera permanent estirem fugint d’ella mitjançant diferents procediments (medicacions, tècniques més o menys forçades), sense saber que, precisament, aquesta angoixa, si ens atrevim a voler saber sobre el seu perquè, la seva història, o els seus sentiments implicats, és la que ens pot aportar una direcció en la nostra vida molt més relacionada amb allò que realment desitgem en el més profund del nostre ser, cosa en la que molt sovint estem força despistats.
Una vida sense l’emergència de l’angoixa en algun moment, és una vida narcotitzada, domesticada d’allò que realment hi ha de viu dintre de cadascun de nosaltres, en la qual, tràgicament, hem canviat la possibilitat d’estar realment vius i córrer el risc de realitzar el propi desig, per una tranquil·litat i comoditat més aviat esmorteïda, que tot i que ens neguem a reconèixer-ho, té poc que veure amb una vida realment viva.
Per existir al món de manera realment viva ens hem d’arriscar a iniciar el camí per intentar realitzar els nostres desitjos, cosa que ens pot provocar alguns ensurts. No estar dispost a jugar aquesta partida és el que ens condemna a estar fugint de l’angoixa de manera permanent. Negar-nos a assumir portar a terme allò que hi ha de més viu en nosaltres ens acabarà passant factura sense cap mena de dubte, no és un bon negoci.

domingo, 17 de febrero de 2019

Otra visión de la angustia


Desde mi experiencia personal y desde mi perspectiva profesional, la angustia es siempre algo más que una molestia, que un síntoma o que un padecimiento simplemente a extirpar, a aplastar.
Primero, porque difícilmente es viable desprenderse “tal cual” de la angustia, dado que esta está siempre intrincada y anudada a aspectos esenciales de nuestro ser y de nuestra identidad, por lo que un manejo que simplemente la haga desaparecer, sin un recorrido por su mensaje, su sentido y su función en el psiquismo de una persona, por muy tranquilizador y eficaz que en un primer momento resulte, generalmente no evitará que tarde o temprano nos la volvamos a encontrar, quizás con un aspecto más o feroz o difícil.
Nuestra tendencia humana es no querer hacer este trabajo, resistirnos a este recorrido de ir descifrando lo que en la angustia hay implicado de nosotros mismos, de nuestros aspectos más personales, de nuestros recuerdos reprimidos: cuantas veces nos resulta extremadamente tranquilizante empujar un conflicto haca lo más hondo de nuestra mente, no abordarlo, para no saber nada de el, e incluso, más o menos ilusamente creer que pueda estar resuelto… pero claro, siempre vuelve de alguna manera, siempre volvemos a encontrar de alguna manera ese material radioactivo del que pretendemos deshacernos con todas nuestra fuerzas.
Otro recorrido es posible, quedándonos el tiempo suficiente con nuestro malestar, con nuestra angustia, e iniciando el recorrido personal por nuestra historia, acompañados por un profesional adecuado, podemos ir leyendo los determinantes del malestar que nos aqueja, para que pueda ir pasando a ser otra cosa. Es cierto que puede ser doloroso y tomar su tiempo, y estos son aspectos que no parecen conjugar con el signo de nuestros tiempos.
El resultado, el saldo de saber de ese recorrido, jamás será una vida sin angustia, dado que ese imposible sería lo más cercano a estar muerto en vida, -clausurarse en vida para no correr el riesgo de vivir-  pero si tal vez algo que tenga que ver con poder aprovechar lo más vivo de la vida, establecer una relación diferente con la angustia para usarla como despertador, como brújula que nos avisa del rumbo que debemos ir tomando de acuerdo a como somos.
Hay que aprovechar la angustia para despertar, aunque ese despertar a menudo no es fácil y puede requerir de ayuda.

Saludos, nos vemos en el blog.

domingo, 27 de enero de 2019

La angustia, ese despertador


Muchos de los reclamos de la psicología y la ciencia actual tienen que ver con una posición de gran intolerancia ante la angustia y los diferentes síntomas de malestar que sufren las personas, a los que se considera como algo a eliminar, a extirpar y además con la promesa de poderlo hacer de manera rápida y muy eficaz.
De entre las diferentes manifestaciones del malestar humano, tal vez la angustia sea la más difícil de vivir y atravesar. Muy compleja de describir y de explicar por parte de quien la siente dado que envuelve a la persona en una espiral de vivencias que a menudo lindan con lo imposible de soportar.
La cuestión para mí es que la angustia siempre aparece por buenas razones -no siempre muy aparentes a primera vista, o inmediatamente comprensibles-, y dentro de mi encuadre, lo óptimo para tratarla es un proceso que implique cuestionarla, investigarla, analizarla… para ir entendiendo cual es la función que realiza dentro de la vida del sujeto como un todo, antes que tratar de suprimirla a toda costa como un síntoma aislado. En este sentido, lo contrario, quitarla de cualquier manera, se podría asimilar a atender a los síntomas de una enfermedad, taponarlos, sin tratar su causa, que de esa manera continuaría provocando diferentes estragos en la salud. Así, desembarazarse de la angustia recurriendo solo a la medicación, determinadas técnicas para aislarla, el trabajo, objetos de consumo, diferentes tipos de adicciones… nos pueden tranquilizar mucho, pero el malestar tiende a volver de alguna manera, aunque sea por otro lado, si no se trata de manera adecuada.
Esa vivencia tan íntima, sufriente e indescriptible de la angustia, si se elige optar por el camino de un análisis, nos revela lo más singular e íntimo de la persona que sufre, permitiendo cambios, comprensiones y recorridos distintos que el mero tratar de aplastarla por diferentes medios, que como hemos comentado, tampoco parece una vía demasiado realista. Este proceso de análisis tiene como inconvenientes, ser más laborioso, tal vez más largo, probablemente doloroso, pero permite que la persona haga cambios y se cuestione cosas que tal vez tienen que ver precisamente con la aparición y mantenimiento de esa angustia y que necesitan ser revisadas para que dicha angustia pase a ser otra cosa.
De hecho, la angustia atravesada de esta manera, puede ser la puerta de entrada a mayores ilusiones, capacidades y realizaciones que estaban de alguna manera escondidas o aletargadas bajo la manera de comprender la angustia solo como un fenómeno patológico. En ese sentido, por muy paradójico que pueda parecer, la angustia puede ser la mayor puerta de entrada a profundos deseos que no conocemos, si nos damos la oportunidad de quedarnos con ella el suficiente tiempo. En esta caso usaríamos la angustia como un despertador, que nos habla de aquello que estamos dejando pasar y de lo que no nos estamos ocupando, cuando tal vez son proyectos o realizaciones importantísimas en el plano personal.
Después de todo, no es una idea extraña el hecho de que un malestar que nos desgarra tal vez desde hace mucho tiempo, necesite de una revisión importante y de un cuestionamiento de diferentes elementos de la vida de quien sufre. Si fuera tan fácil de cambiar como a veces nos quieren “vender”, la persona, desesperada por su angustia, seguro que ya lo habría hecho.

Nos vemos en el blog.

Joan Escandell Salvador.
Psicólogo colegiado
B-01894