jueves, 16 de julio de 2015

Alegría y sufrimiento.

La felicidad no es un estado permanente. No puede serlo, por definición, dado que necesitamos el contraste entre diferentes momentos afectivos de cara poder establecer graduaciones y valorar entre diferentes sensaciones y distintos momentos.

En este sentido, habitualmente aparecen noticias, en las que se suele intentar preguntar cual es el grado de felicidad de las personas. De manera general la mayoría se declara feliz. Si bien como comentaba más arriba, una felicidad total es imposible. Quizá sí podemos hablar de bienestar, alegría, o satisfacción con la mayoría de las facetas de la vida, aunque como bien sabemos, esta satisfacción se disfruta en el momento presente, pero no podemos garantizar de ninguna manera que vaya a ser permanente y no podemos saber que será lo que ocurrirá en el futuro. 

Teniendo en cuenta la enorme variabilidad entre las personas, y dejando de lado criterios estadísticos que pretenden explicar este bienestar mayoritario apelando a cuestiones estadísticas, como tener  o no trabajo, formación, pareja, amistades... creo que el tema de la satisfacción personal, la alegría (me resisto a usar el término felicidad, porque me parece demasiado absoluto) va mucho más allá y se ancla en cuestiones mucho más íntimas y personales de cada sujeto, tejidas en la trama de su historia y de su biografía, y como no, atravesadas por las preguntas esenciales, dramáticas y complejas que todos nos tenemos que hacer por el hecho de estar vivos: Preguntas como ¿Quien soy?, ¿Qué quiero?, ¿A donde me dirijo?, ¿Cómo quiero vivir?, ¿Cómo manejo lo inevitable de la vida?

Creo que la felicidad esta relacionada con lo bueno que nos sucede pero también con como se responde a cada momento y también en momentos críticos, -porque estas cuestiones no tienen una respuesta absoluta que las deje resueltas de un plumazo- a las cuestiones complicadas y difíciles de la vida.

Sería muy interesante saber que es lo que considera felicidad cada persona, según sus propias posibilidades y la realidad en la que vive; para algunos tal vez la ausencia de grandes sufrimientos, para otros el disfrute de grandes placeres, la vivencia del amor, la pasión expresada a través de la puesta en acto de una vocación, la plenitud de la fe religiosa...

En este sentido, volveremos a encontrar, que las vivencias personales de cada uno son únicas, incomparables, cosa que para mi representa el paradigma de lo humano. Para cada uno la experiencia de la alegría y la satisfacción es distinta, y no es comparable con la de otra persona, es única.

La cuestión me parece muy compleja, sobretodo si tenemos en cuenta, que el sentimiento consciente de alegría o satisfacción es un indicador, pero a menudo no aparece sino como conclusión cuando se han podido elaborar y atravesar aspectos complejos que uno debía de afrontar.

Esta entrada es solo una pincelada sobre un tema muy complejo como es el de la alegría, la satisfacción, el bienestar (incluso la felicidad), sobre como para cada persona es única e intransferible e incardinada en las coordenadas de su biografía, y como no es posible que haya alegría o felicidad si no hay dificultades y algún sufrimiento, para poder valorar el contraste, e incluso llegando la importantes satisfacciones tras haber podido resolver algún tema difícil e ineludible que la vida nos ha puesto por delante.

Muchas gracias.



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