sábado, 6 de abril de 2013

Tristeza y aprendizaje

Hoy traigo una entrada que deseaba escribir desde hace tiempo, y ha estado "componiéndose" en mi cabeza.

Como siempre, lo que yo cuento, tiene que ver con mis sentimientos y con mi visión de la vida, que tal vez alguien pueda compartir o que solo sea la mía. Ruego que tomeis mis palabras como mi opinión personal, que puede ser diferente de la vuestra.

Hoy quiero hablar de la mala prensa que tiene la tristeza. Hoy en día en la velocidad en la que estamos inmersos, la tristeza parece un impedimento al estilo de vida que en mucho lugares se supone como el ideal (ese engendro de sentirse siempre joven, vital, feliz, ser un "ganador", consumir de todo a todas horas...).

Poco a poco me voy dando cuenta de que la tristeza está ahí por alguna cosa, es una emoción universal, adaptativa y que nos habla de nosotros mismos y de las cosas que nos ocurren. Me va dando la impresión de que la tristeza ha pasado a ser un "mal" que hay que eliminar y extirpar sin ningún tipo de contemplación.

En este sentido, comparto que cuando la tristeza es duradera e impide a la persona funcionar de la manera habitual, altera sus ritmos habituales de sueño, alimentación, trabajo, sexo... se trata de un problema para el cual debe buscar ayuda. No me refiero a este tipo de tristeza, llamada depresión, sino a la tristeza que tiene que cer con el curso de la vida, con los cambios, las decepciones, las transiciones, los problemas cotidianos...
Pienso que este tipo de sentimiento cada vez está más mal visto y más aislado de la conciencia de las personas en pos de un ideal de vida bastante inalcanzable y falso.

En cuanto a mi, lentamente voy pasando de querer fingir, extirpar y salir rápidamente de mis momentos de tristeza, para irme atreviendo a vivirlos de una manera más personal, directa y a descubrir a donde me llevan; Ohhh! Sorpresa!!! cuando trato de dejar salir ese sentimiento sin enviarlo de nuevo al fondo de mi conciencia, suelo tener un poco más claro que lo causa y poder actuar en consecuencia. Lo que viene después es una sensación agradable y bonita, de que la vida siempre recupera su color, de que no te vienes abajo y de que has aprendido un poquito más sobre ti mismo, por lo que te podrás gobernar a ti mismo con un algo más de sabiduría en tus decisiones.

Se que puede resultar algo chocante, pero poco a poco voy fingiendo menos en estos momentos y tolerando cuando me siento algo triste, incluso cuando estoy en situaciones sociales, esperando que si las personas con las que estoy me quieren y me aprecian, respetarán mi estado de ánimo, como yo trato de respetar el suyo.

Bueno, esto es todo por hoy. En resumen: permítete sentir tus momentos de tristeza para aprender sobre ti mismo y saber que es lo que quieres y que es lo que no quieres.

Dejo una perla de un compañero psicólogo de nuestra isla que he encontrado en un Blog:

El blues es una música triste con la que aún gozamos algunos calvos que preferimos estar tristes a estar deprimidos.

Saludos a todos.

Joan.

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