Desde mi experiencia terapeútica, en muchas ocasiones, muchas personas, que han optado por recibir ayuda psicológica, o no, suelen tropezar contrar muros y barreras inesperados, invisibles e insuperables, a menudo cuando justo parece que van a conseguir cosas que por las que llevaban mucho tiempo peleando y luchando, y que deseaban mucho, al menos conscientemente.
Mi pequeña y brevísima entrada de hoy va sobre ese tipo de cuestiones que podríamos llamar de manera genérica "autosabotaje emocional".
Podemos definir este termino como la entrada en escena de deseos, fuerzas y elementos psicológicos que van contra aquello que queremos conscientemente, por lo que se produce un choque de fuerzas que le coloca a uno es una posición muy dolorosa; un ejemplo de ello puede ser el caso de la personas que pasa por un bajón emocional justo en el momento de conseguir un progreso profesional importante.
En este sentido, los psicólogos pueden entender estos elementos desde puntos de vista diferentes, pero en mi caso este tipo de experiencia de padecer psíquico siempre suele tener que ver con elementos de nuestras consciencia: deseos, aspiraciones, diferentes elementos psicológicos... que no hemos tenido en cuenta, o que no nos hemos atrevido a mirar, por parecernos demasiado dolorosos, por lo que hemos optado por hacer "como si no existieran". En este sentido suelen ser elementos que pueden diferir de aquello que aparentemente deseamos, por lo que su emergencia resulta muy sorpresiva y dolorosa.
Si originan un desajuste personal y social significativo, es importante que se pueda consultar y pedir ayuda sobre estas cuestiones, al objeto de que con la ayuda experta, la persona pueda tratar de admitir, conocer, sentir, elaborar e integrar estos elementos que había pretendido sacar de su consciencia, para que en futuras vivencias y decisiones, la persona tenga una mayor dosis de autonomía y pueda decidir con la mayor parte de su personalidad y de sus circunstancias conscientes.
Después de un trabajo de análisis, de terapia y descubrimiento personal, tal vez ese trabajador pueda descubrir que es lo que internamente no le permite disfrutar de esa promoción profesional, que sentimientos y emociones sin duda están chocando con ello, de cara a que no sean ya un impedimento.
Hasta el viernes que viene!
viernes, 26 de julio de 2013
miércoles, 17 de julio de 2013
LA ANGUSTIA Y EL PSICÓLOGO
LA ANGUSTIA Y EL PSICÓLOGO:
Hoy me apetece explicar cual es mi concepción de la angustia y de la ansiedad; cuestión por la que muchas personas acuden hoy día al psicólogo.
Si bien la angustia y la ansiedad llegan a ser en algunos momentos tremendamente perturbadoras y paralizantes, en mi manera de entender y trabajar en psicología, no se las puede suprimir sin más.
La angustia siempre es "señal" de algo que está ocurriendo, no aparece aislada, sin tener nada que ver con lo que acontece en la mente de las personas para ser extirpada sin más, aunque, en muchas ocasiones, el paciente desearía que esa ansiedad/angustia simplemente desapareciera instantáneamente.
Mi papel como psicólogo es ayudar al paciente a que pueda conectar esa sensación de angustia o ansiedad con las cosas que pasan, o que han pasado en su biografía psicológica, en el entorno seguro de la consulta, para poder entender e intervenir sobre lo que está causando esta angustia, para que pueda elaborar, entender, madurar, expresar y para que esa angustia se transforme de manera natural en otra cosa, dado que hemos podido hacer algo con aquello que la causaba.
De otra manera, el intervenir de manera puramente motivadora, o tranquilizadora, no deja de tener el efecto que tendría un tranquilizante: soluciona y alivia, pero no resuelve el problema, no cambia nada dentro de la persona a nivel psicológico, es más, es probable que con ello la próxima aparición de la angustia sea más cruda y más virulenta.
El psicólogo no puede resolver los problemas de la gente: puede ayudar a que la gente resuelva sus problemas a través de un proceso de autoconocimiento personal en el que aparecerán emociones, sentimientos, vivencias diversas, que ayudarán a que la persona tenga cada vez mayores elementos de juicio sobre sus propios actos al conocer de manera más directa su realidad psicológica.
Esta es mi opinión sobre el acontecer de las consultas de psicología, y en esta opinión no caben las prisas ni los remedios repentinos o infalibles para las dificultades psicológicas: el resolver un problema psicológico siempre necesitará una indagación, una maduración y una evolución de la persona que ha pedido ayuda, y no se puede producir de manera repentina e instantánea (eso no quiere decir que no se pueda encontrar en algunos casos una solución relativamente rápida).
Para resolver realmente un conflicto/problema/trastorno psicológico es necesario ese proceso personal de querer saber y entender porque nos ocurren y porque sentimos determinadas cosas, aunque a veces, nos asusten y nos hagan sufrir tanto, que no querríamos saber nada de ellas y desearíamos que simplemente desaparecieran.
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