Los hombres actuales tenemos la “aterradora
oportunidad de pararnos a pensar". Juntar aterradora y oportunidad en la misma frase, aunque suene raro, está
hecho expresamente”.
Aterradora porque han ido cayendo seguridades y estructuras sociológicas,
culturales, religiosas (modelo político anterior, educación nacional-católica)
que nos daban una seguridad como hombres y también en nuestras relaciones, que
como hitos que nos guiaban en este sentido
-Un hombre es fuerte
-Un hombre no llora
-Un hombre no tiene debilidades y no las muestra
-Un hombre no es tierno…
No obstante nos uniformaban y quitaban mucha libertad y capacidad de pensar
individualmente nuestra identidad, nuestros vínculos, relaciones, matrimonios..
Nos empobrecían -todos debíamos ser iguales- e incluso, no era bien tolerado quien
quedaba fuera de estos lineamientos establecidos, a veces era cruelmente
atacado quien defendía que la diferencia no era mala de por si y planteaba un
modo de organizarse y de vivir distinto.
El avance nunca predecible de las sociedades, del ser humano y en este caso
de la MUJER, nos ha dado la clave; en un movimiento femenino de reivindicación de sus
propios valores, capacidades, necesidades, anhelos, ha hecho al hombre darse
cuenta de que la mujer quiere un mayor equilibrio de deberes y derechos, que a
priori no tiene porque renunciar a nada en una relación, salvo a lo que se decida de mutuo
acuerdo en esta relación. Ahora
que las referencias sociales no son lo que eran, o que cambian más ràpidamente, la mujer propone un tipo de un hombre que pueda acercarse a ella y construir un vínculo, una relación, de
una manera individual y personal, a través de la negociación, los pactos, y
sobretodo a través de poder acercarse a conocer realmente al otro, sus
necesidades, capacidades, vulnerabilidades.
Evidentemente que siguen siendo importantes las creencias, las estructuras
y diferentes vericuetos sociales y culturales que conforman la identidad, pero
que cada vez resultan en menor medida muros insuperables y opresivos.
Para terminar con la segunda parte de la frase, la OPORTUNIDAD está en la necesidaddel hombre de rescatar y reconciliarse con su parte afectiva y emocional que tenía extirpada, por eso de que un hombre tiene que ser fuerte, empobreciendo la personalidad global del hombre al tratar de borrar ese elemento de su identidad. Los hombres vamos a la zaga en capacidad de reconocer y enfrentarnos a nustras debilidades y miedos, preferimos pensar que no existen.
Extracto del cineforum Hombres: creenciass, mitos, retos. Club Diario de Ibiza, 23 de mayo de 2014
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