Siempre que alguien está pasando un momento muy malo, con muchos síntomas de angustia, desesperación, inhibición y dificultad para sacar las cosas adelante, instalado en la impotencia, la paralización y el sufrimiento, es muy importante que a nivel terapéutico nos podamos ir preguntando en las causas más profundas, que más allá de las dificultades aparentes de la vida (problemas laborales, económicos, de relaciones...) puede estar originando estos conflictos.
Este proceso de búsqueda y de investigación es fundamental, en tanto en cuanto vamos a encontrar conflictos, elementos, emociones, temas familiares, e hilos de los que tirar en la historia del sujeto, bastante lejos del aspecto que muestran los síntomas del sufrimiento cotidiano de quien nos viene a consultar.
Ese es el material del que se forjaron los conflictos que aquejan y hacer sufrir, aunque se expresen en las circunstancias de nuestra vida actual y en el panorama que tenemos actualmente. Ahora bien, este es un material, que podríamos llamar "conflictivo" que no se halla directa y fácilmente accesible en la mente consciente de la persona que sufre, por lo que se necesita de un dispositivo, un encuadre y una forma de hablar y expresarse (la asociación libre) que haga que el sujeto poco a poco, a través de sus asociaciones, sueños, lapsus y "equivocaciones" al hablar nos vaya dando esos elementos que buscamos, esas claves, palabras, asociaciones... de las cuales en ocasiones, el será consciente de su decir, y en otras las propias palabras de su psicoanalista serán las que le ayuden a ir rectificando su posición ante todo eso que le hace sufrir.
Como el lector podrá comprender este es un proceso donde la mente racional no gobierna el proceso (ni siquiera del lado del psicoanalista). En este caso se trata más bien de poder liberar, dar una significación nueva y distinta, que permita al sujeto vivir mejor, moviendo los sentidos y los elementos racionales que se hayan transformado en una pesada losa para el sujeto, como representaciones de él mismo con las que es insoportable vivir.
Es cierto también, y hay que decirlo, que el proceso de avanzar en este camino de liberación y de transformación interior, es un proceso a veces muy doloroso y difícil, en el cual se producen a menudo también algunos pasos atrás. Es necesaria una gran valentía para poder cuestionar determinados elementos muy sólidamente armados en la historia de la persona, aunque la suman en circunstancias personales difíciles; también es habitualmente muy complejo el poder cuestionar la influencia o las palabras dichas por otras personas muy importantes en nuestra vida en los momentos de constitución de nuestro ser.
En definitiva, quiero mostrar que el verdadero proceso terapéutico no es en absoluto un camino de rosas, por momentos también tiene momentos de dolorosos cuestionamientos, angustias propias de todo aquello que se está movilizando, incertidumbre y miedo ante que será lo nuevo que pueda surgir... En definitiva el complicado y difícil proceso de abrirse al cambio, para poder cambiar aquellas cosas que a la par que nos hacían sufrir, estábamos enganchados a ellas, para que puedan aparecer elementos nuevos, y también viejos, pero más auténticos y más nuestros.
Es por ello que quien tiene el valor de iniciar un tipo de trayectoria terapéutica desde el psicoanálisis, inicia una odisea donde se compromete con todo su ser y en este recorrido van a suceder y se van a modificar muchas cosas, de ahora, de antes, de cara a poder tener un lugar distinto para vivir en el que aflore la alegría y en el que cuando toque sufrir (que de eso alguna vez no nos libramos nadie) sepamos hacerlo de la manera más digna posible.
Entre el punto inicial y final de este recorrido van a suceder muchas experiencias que tocan lo humano y su límite, a veces con gran dolor, y a veces con gran alivio.
Es por ello que quien quiera realmente cambiar aquellas cosas que le hacen sufrir desde lo más hondo de si mismo, puede optar por un tipo de enfoque como este: es bien sabido que suele ser más largo, pero su objetivo es más ambicioso (la curación) que el de otorgar un mero alivio, que será siempre temporal.
Saludos.
Joan Escandell Salvador.
Psicólogo de la Clínica Iniciativas Médicas de Ibiza y Formentera
Como el lector podrá comprender este es un proceso donde la mente racional no gobierna el proceso (ni siquiera del lado del psicoanalista). En este caso se trata más bien de poder liberar, dar una significación nueva y distinta, que permita al sujeto vivir mejor, moviendo los sentidos y los elementos racionales que se hayan transformado en una pesada losa para el sujeto, como representaciones de él mismo con las que es insoportable vivir.
Es cierto también, y hay que decirlo, que el proceso de avanzar en este camino de liberación y de transformación interior, es un proceso a veces muy doloroso y difícil, en el cual se producen a menudo también algunos pasos atrás. Es necesaria una gran valentía para poder cuestionar determinados elementos muy sólidamente armados en la historia de la persona, aunque la suman en circunstancias personales difíciles; también es habitualmente muy complejo el poder cuestionar la influencia o las palabras dichas por otras personas muy importantes en nuestra vida en los momentos de constitución de nuestro ser.
En definitiva, quiero mostrar que el verdadero proceso terapéutico no es en absoluto un camino de rosas, por momentos también tiene momentos de dolorosos cuestionamientos, angustias propias de todo aquello que se está movilizando, incertidumbre y miedo ante que será lo nuevo que pueda surgir... En definitiva el complicado y difícil proceso de abrirse al cambio, para poder cambiar aquellas cosas que a la par que nos hacían sufrir, estábamos enganchados a ellas, para que puedan aparecer elementos nuevos, y también viejos, pero más auténticos y más nuestros.
Es por ello que quien tiene el valor de iniciar un tipo de trayectoria terapéutica desde el psicoanálisis, inicia una odisea donde se compromete con todo su ser y en este recorrido van a suceder y se van a modificar muchas cosas, de ahora, de antes, de cara a poder tener un lugar distinto para vivir en el que aflore la alegría y en el que cuando toque sufrir (que de eso alguna vez no nos libramos nadie) sepamos hacerlo de la manera más digna posible.
Entre el punto inicial y final de este recorrido van a suceder muchas experiencias que tocan lo humano y su límite, a veces con gran dolor, y a veces con gran alivio.
Es por ello que quien quiera realmente cambiar aquellas cosas que le hacen sufrir desde lo más hondo de si mismo, puede optar por un tipo de enfoque como este: es bien sabido que suele ser más largo, pero su objetivo es más ambicioso (la curación) que el de otorgar un mero alivio, que será siempre temporal.
Saludos.
Joan Escandell Salvador.
Psicólogo de la Clínica Iniciativas Médicas de Ibiza y Formentera
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