viernes, 22 de noviembre de 2013

La paradoja de la felicidad

Me interesa mucho personal y profesionalmente el concepto de felicidad, dado que, como muchas experiencias humanas (como el sufrimiento) parece muy difícil de medir, cuantificar, y significa algo distinto para cada uno de nosotros.

En este sentido, hoy en día se pueden encontrar muchas recetas para la felicidad, prefabricadas, rápidas, y que van generalmente de acuerdo a lo que se supone que socialmente es los más conveniente en cada momento (hoy en día se asocia mucho la felicidad a valores como juventud, belleza, éxito, consumo...).

Las personas pueden hablar y explicar sus momentos de mayor o menor felicidad en función de diferentes vivencias y factores, que a cada uno le afectan más o menos. No obstante la complejidad de la cuestión, está para mi, en aspectos como darse cuenta a posteriori, por ejemplo, que uno recuerda con cierto valor un momento en el cual sintió que lo estaba pasando mal, o cuando se alcanza algún objetivo (profesional, económico, sentimental...) largamente anhelado y que debería traer una gran felicidad, y uno se va dando cuenta, sin entenderlo, de que  incluso se estaba mejor antes de conseguirlo.

La búsqueda de la felicidad (si eso existe), no es sencilla, lineal, ni muchísimo menos se encuentra en tener el último modelo de algo, o de disfrutar de determinada situación social, económica y sentimental. Para mi tiene que ver con algo mucho más íntimo, complejo y misterioso (quizá incuso indescifrable) que hace que a momentos de gran desánimo, sucedan a menudo momentos de bienestar que no se pueden explicar muy fácilemente, o que el logro de objetivos que aparentemente nos iban a proporcionar un gran bienestar quizá no son para tanto: Se podría sintetizar con que las cosas no son tan negras cuando parecen lo más negras ni tan blancas cuando parecen lo más blancas, y en eso está uno de los misterios de la vida con los que simplemente hay que saber convivir.

Gracias y hasta pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario