sábado, 25 de enero de 2014

Cuidado con los diagnósticos excluyentes, sobretodo con los infantiles.

Quisiera en esta entrada compartir mi visión de la psicología infantil, y sobretodo de la manera de tratarla por parte de la psicología y la psicoterapia.

En los últimos años existe una tendencia muy acusada a poner determinadas manifestaciones del sufrimiento de los niños: nerviosismo, inquietud, rabia, impulsividad, bajo etiquetas diagnósticas que se están volviendo un gran cajón de sastre, caso por ejemplo, del déficit de atención con o sin hiperactividad.

Este es un trastorno, en mi opinión, sobrediagnosticado y sobremedicado, para el cual hoy día sigue sin existir una prueba diagnóstica unívoca que no esté basada en las observación de estos síntomas, y sigue sin demostrarse una etología clara

Detrás de todo esto está la influencia de millonarias subvenciones de farmacéuticas a las asociaciones de padres de alumnos más importantes de los Estados Unidos. Recordemos que el tratamiento médico se hace principalmente a través de derivados anfetamínicos como el metilfenidato, el cual da buenos efectos a nivel sintomático, pero a largo plazo me preocupa como profesional su uso. Su uso crónico o al menos durante mucho tiempo es un negocio excelente para las farmaceúticas.

En mi visión de la psicología, la impulsividad, nerviosismo, rabia, dificultad de concentrarse... pueden ser motivados por los más diversos problemas emocionales y de desarrollo del niño, por lo que si simplemente les etiquetamos y medicamos para este sindrome (TDAH) sin profundizar en las causas que provocan el SUFRIMIENTO PSÍQUICO  de estos niños, difícilmente podremos curar.

No obstante, en determinados casos, muchos menos de los diagnosticados realmente, el Síndrome TDAH puede ser una buena herramienta descriptiva para organizar el tratamiento adecuado de quienes padecen estas dificultades.

Saludos

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