Hoy me gustaría hablar de algo que pienso que se sufre muy habitualmente, por ser muy propio de las dificultades que las personas experimentan en su día a día.
A lo largo de la vida, ya desde la más tierna infancia, se producen pérdidas en el niño, debidas a su propia y natural evolución, debidas a los cambios en la estructura familiar, debidas al nacimiento de hermanos... que son dolorosas y difíciles de elaborar.
Lógicamente como niños mayores, adolescentes y como adultos sufrimos a menudo pérdidas de de los más diversos aspectos (relaciones, trabajos, ideales....) que si bien pueden ser sentidas, muchas veces no se han podido elaborar lo suficiente. El problema viene entonces cuando estos "duelos silenciosos" han quedado tapados y pueden generar síntomas de lo más variados (ansiedad, depresiones, irritación, mal humor...).
El tiempo de elaborar las pérdidas es personal e intransferible, no se puede apresurar ni coartar, cada persona necesita de su tiempo de comprender, elaborar y concluir para poder salir de ellas de una manera reforzada y que le permita establecer nuevos vínculos en su vida.
Los duelos no resueltos se inmiscuyen y entremezclan en la vida provocando a menudo síntomas extraños y difíciles de comprender.
A menudo es necesario un trabajo terapeútico para poder poner orden en todos estos aspetos que a menudo han quedado enterrados, soterrados, poco o nada elaborados y condicionan las vidas de las personas en buena medida.
Aunque es cierto que conectarse con las propias pérdidas provoca emociones dolorosas y difíciles, ello es necesario, y precisamente es el camino que indica que una persona está empezando a elaborar dicha situación, aunque sea dolorosa.
Cada uno, con la ayuda necesaria en cada caso, debe poder ir elaborando sus pérdidas de manera interna de cara a poder irse situando ante la vida con otras perspectivas, para poder ubicarse en el propio presente de una manera distinta.
Muchas gracias.
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