jueves, 30 de abril de 2015

Crecer duele

En esta entrada quisiera referirme a como de desafiante, doloroso y difícil puede resultar en determinadas circunstancias el proceso de crecer emocionalmente para las personas adultas. Por otra parte, proceso absolutamente necesario e irrenunciable, pero a menudo bloqueado por diferentes cuestiones de índole psicológica.

Sin duda el proceso de crecer emocionalmente, entendido como el proceso de ir encontrando el propio camino y realizando lo más interno y personal de cada uno, tendiendo a mayores cotas de libertad, independencia y autonomía es la responsabilidad más grande que como sujetos tenemos en nuestro trayecto por la vida.

No obstante, es cierto que existen cuestiones que obstaculizan y dificultan este proceso.

El proceso de crecer y madurar implica como hitos emocionales más importantes (y a menudo más difíciles)

-Decidir por uno mismo,

-Independizarse emocionalmente de las figuras de nuestra infancia, nuestros familiares principalmente

-Hacer un criterio y una versión propia de las cosas,

-Abandondar pretendidas seguridades imaginarias (que se pueden acabar convirtiendo en cárceles, tal como escribía en una sección anterior del blog),

-Diferenciarse de lo que piensan los demás.

-Apostar por lo propio, no siempre teniendo el respaldo de los otros, pero si nuestra propia autorización interna -la más importante-.

Por otra parte, todo este proceso a través del cual la persona va conectándose y desarrollando su potencial, presenta incomodidades, dificultades, riesgos, incertidumbres, esfuerzos que hay que realizar... y la necearia asunción de que nunca será un proceso perfecto, tendrá limitaciones y le faltarán cosas.

Es en el sentido de los riesgos que se corren al apostar por uno mismo como hombre o mujer, donde se puede comprender como para much@s es difícil emprender este proceso: por seguir dependiendo de manera infantil, por miedo a la respuesta de los demás, por considerarse demasiado débiles o vulnerables para poder avanzar por si mismos -lo cual generalmente es falso- como personas, por querer conservar un pretendido estado de seguridad y tranquilidad absoluto...

En este sentido cabe destacar que no hay crecimiento mental sin cambio ni sin incertidumbre, a lo que podemos añadir que no hay vida sin dolor, y que pretender evitar estos dolores y estas situaciones incómodas o difíciles de la vida, pretendiendo quedar adheridos a determinadas figuras, o a una seguridad absoluta imaginaria, finalmente tiene el tristísimo saldo de quedar atrofiados en nuestras posibilidades y aspiraciones y de desentendernos de nuestra más importante responsabilidad como sujetos: crecer y desarrollarnos según nuestras posibilidades internas, más allá de condicionamientos familiares, culturales y sociales.

Muchas gracias, espero que os haya gustado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario