viernes, 8 de enero de 2016

¿Estabilidad o estancamiento?

Una de las leyes difíciles de la vida es aquella que marca que evolutivamente debemos enfrentarnos cada vez a mayores retos, a medida que  evolucionamos y crecemos como personas; retos  que a priori no sabemos como vamos a superar, y sobre todo de los que no nos podemos desentender.

La vida entonces se nos plantea como un recorrido también con sus dificultades, obstáculos, incertidumbres y angustias, que es fundamental que afrontemos, dado que en mi opinión, no hay quien, a pesar de sus capacidades, familia, formación, capacidad de esfuerzo o voluntad, pueda solucionar de un plumazo y para siempre temas tan importantes y capitales para el ser humano como el crecimiento y la independencia, el encuentro con los otros, la sexualidad, o la muerte, por citar aquellos con los que todos solemos tener dificultades y tenemos que volver a ellos y reelaborarlos de manera continúa.

A menudo, el miedo a lo que pueda venir, la angustia y la incertidumbre se establecen como una barrera ante la cual muchas personas se inmovilizan, con la vana pretensión de que si la cosas están totalmente estables, si no se mueven, se puede evitar el dolor,  sin saber que se están encadenando a un imposible que les generará un sufrimiento sin fin.

Es cierto que la apertura al cambio, y por lo tanto, a vivir, puede traer cosas inesperadas, y a veces, dolorosas, pero no hay manera humanamente posible por mucho que nos empeñemos, en que determinadas situaciones, personas, relaciones o fases van a permanecer siempre iguales e inmutables; tratar de pretender eso es cerrar las puertas y ventanas de la vida y condenarse al sufrimiento.

Lógicamente puede haber fases de estabilidad, pero quizás más relacionadas con lo que se consigue con haber afrontado y superado los avatares de la vida que con querer quedarse inmóvil y detenido en el tiempo y en la vida.

Tener la posibilidad de pelear por la felicidad, por la realización, por un recorrido vital digno, implica aceptar el reto del cambio y la novedad, de hacerlo así, incluso los dolores y derrotas tienen un lugar más digno, marcado, por le hecho de haber hecho todo lo que uno ha podido, dadas las circunstancias que uno ha tenido.

La vida es un sistema imposible de cerrar, hasta que por ella misma decide concluir; nacemos, vivimos y morimos solos en esencia y nadie puede vivir por nosotros las cuestiones capitales, no hay ciencia o adelanto tecnológico que valga para las cuestiones esenciales que deben de ser transitadas por todas las personas. por ellas mismas.

Saludos.

Joan Escandell.



No hay comentarios:

Publicar un comentario