viernes, 26 de julio de 2019

Los instantes bisagra de nuestra vida


Nuestra existencia va discurriendo entre días bastante parecidos, rutinas y fases más o menos estables de nuestra vida, sin a menudo sepamos sobre los lineamientos psicológicos ni sobre las razones profundas que determinan nuestra manera de ser y actuar en el mundo desde el fondo de nuestro ser.
Ahora bien, todos nosotros hemos vivido en nuestra existencia momentos clave de nuestra vida, habitualmente muchos de ellos socialmente y familiarmente señalados (compromisos, bodas, nacimientos, fallecimientos…), o momentos en los que, aunque no hubiera exteriormente nada extraordinario, hemos sido conscientes de nosotros mismos, de nuestras motivaciones, deseos, y del lugar que ocupamos en el mundo de una manera especialmente clara.
De alguna manera es como si nos observáramos a nosotros mismos a vista de pájaro sobre el tablero del mundo. Estos instantes, que parecen surgidos de la nada, y que nos hablan de la acumulación de un saber que emerge de nuestro interior dejando ver lo esencial de nosotros mismos -que a menudo no es fácilmente accesible-, nos permiten, si nos conocemos suficientemente y estamos atentos a la ocasión, tomar decisiones importantes sobre el rumbo que queremos dar a nuestra vida;
Como comentaba anteriormente, las transiciones habituales de la vida de las personas (los momentos de compromiso, las transiciones entre las diferentes etapas y roles de la vida) son especialmente proclives a que con ellas se sincronicen nuestros mecanismos psicológicos profundos, y aparezcan otras cosas distintas de las ordinarias, sean aspectos agradables que no conocíamos totalmente o elementos dolorosos que desconocíamos y tenemos que afrontar.
Estos momentos bisagra, eclipse; son momentos en los que se alinean de manera no habitual diferentes aspectos esenciales de nosotros mismos, y donde se dan la mano el pasado, el presente e incluso el futuro. Son como nudos hechos de nuestra historia. Conociéndose uno mismo suficientemente a veces se puede percibir como en estas ocasiones resuena en uno mismo algo distinto más cerca de lo que es habitual, cosa que puede dar pie a una rica interrogación sobre los fundamentos de nuestro ser, que nos permita reorientar nuestro papel en la vida.

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