Hoy me gustaría
compartir algunas reflexiones sobre las dificultades personales, de pareja o
familiares que pueden surgir en los períodos de vacaciones, que aparentemente
son períodos de disfrute y bienestar.
Para
profundizar en los mecanismos y los resortes que subyacen al malestar
vacacional -que pueden mostrar cosas más profundas que merece la pena que sean
revisadas de la vida de la persona, sujeto o familia que comparte un período de
vacaciones- ,es necesario tener en cuenta que al iniciar un periodo de
vacaciones, se alteran las rutinas habituales para la persona, pareja o familia
que vaya a disfrutar estas vacaciones, y a menudo las rutinas nos anclan
en la realidad, en la cotidianidad, y ayudan a no sentirse desorientado.
De alguna
manera las vacaciones son un amplificador de cosas que durante el período no
vacacional tenían menos relieve o simplemente no aparecían. En este sentido,
las vacaciones son una caja de resonancia para ver que tal funcionan y en que
momento están, las relaciones familiares, de pareja...
No es raro que
durante las vacaciones emerjan o se manifiestan situaciones o problemas de
pareja que hasta el momento habían estado más o menos silenciadas u ocultas.
Creo muy
importante, poner mimo en la planificación de las vacaciones, y si se puede,
hacer esta planificación conjuntamente con las personas con las que se van a
disfrutar, con el objetivo de investir (cargar de energía) un significado y una
ilusión compartido a las actividades que se van a compartir, pudiendo
establecer un consenso a través de la negociación que permita a todas las
partes sentirse identificadas e ilusionadas, aunque hayan tenido que ceder y
renunciar a algo.
Es necesario
establecer un ritmo adecuado y un equilibrio sostenible entre las personas
participantes: no serán iguales las vacaciones de una pareja que prefiere tener
contacto físico la mayor parte del día, que las de aquella que prefiere compartir
el tiempo de una manera más espaciada y conservando algún instante de tiempo
personal y privado a lo largo del día. Lo mismo si se trata de un grupo de
amigos, ya que no es extraño que surjan fricciones entre grupos de amigos que
comparten períodos vacacionales, entre otras cosas, porque no están de acuerdo
en el ritmo y reparto de actividades a realizar. Evidentemente, cuando más
saludables sean estas vacaciones, (y esto nos a los ibicencos nos afecta cada
verano en lo que se refiere a las actividades que realizan nuestros turistas)
más probabilidad de que estas cursen sin grandes sobresaltos.
Como siempre,
no hay una receta válida para todo el mundo, dado que estamos hablando de la
subjetividad de cada persona, y en este campo cada uno debe encontrar su
respuesta.
Cuando emerge
alguna dificultad, eso es síntoma de que hay algo que se quiere expresar en el
sujeto, y no encuentra la manera.
Que la persona
pueda encontrar la valentía de afrontar que es aquello que está pugnando por
aparecer, para lo cual también estamos los profesionales de la psicología,
puede permitir hacer algo con la situación que está siendo dolorosa.
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