sábado, 23 de agosto de 2014

El malestar vacacional

Hoy me gustaría compartir algunas reflexiones sobre las dificultades personales, de pareja o familiares que pueden surgir en los períodos de vacaciones, que aparentemente son períodos de disfrute y bienestar.

Para profundizar en los mecanismos y los resortes que subyacen al malestar vacacional -que pueden mostrar cosas más profundas que merece la pena que sean revisadas de la vida de la persona, sujeto o familia que comparte un período de vacaciones- ,es necesario tener en cuenta que al iniciar un periodo de vacaciones, se alteran las rutinas habituales para la persona, pareja o familia que vaya a disfrutar estas vacaciones, y  a menudo las rutinas nos anclan en la realidad, en la cotidianidad, y ayudan a no sentirse desorientado.

De alguna manera las vacaciones son un amplificador de cosas que durante el período no vacacional tenían menos relieve o simplemente no aparecían. En este sentido, las vacaciones son una caja de resonancia para ver que tal funcionan y en que momento están, las relaciones familiares, de pareja...

No es raro que durante las vacaciones emerjan o se manifiestan situaciones o problemas de pareja que hasta el momento habían estado más o menos silenciadas u ocultas.

Creo muy importante, poner mimo en la planificación de las vacaciones, y si se puede, hacer esta planificación conjuntamente con las personas con las que se van a disfrutar, con el objetivo de investir (cargar de energía) un significado y una ilusión compartido a las actividades que se van a compartir, pudiendo establecer un consenso a través de la negociación que permita a todas las partes sentirse identificadas e ilusionadas, aunque hayan tenido que ceder y renunciar a algo.

Es necesario establecer un ritmo adecuado y un equilibrio sostenible entre las personas participantes: no serán iguales las vacaciones de una pareja que prefiere tener contacto físico la mayor parte del día, que las de aquella que prefiere compartir el tiempo de una manera más espaciada y conservando algún instante de tiempo personal y privado a lo largo del día. Lo mismo si se trata de un grupo de amigos, ya que no es extraño que surjan fricciones entre grupos de amigos que comparten períodos vacacionales, entre otras cosas, porque no están de acuerdo en el ritmo y reparto de actividades a realizar. Evidentemente, cuando más saludables sean estas vacaciones, (y esto nos a los ibicencos nos afecta cada verano en lo que se refiere a las actividades que realizan nuestros turistas) más probabilidad de que estas cursen sin grandes sobresaltos.
Como siempre, no hay una receta válida para todo el mundo, dado que estamos hablando de la subjetividad de cada persona, y en este campo cada uno debe encontrar su respuesta. 
Cuando emerge alguna dificultad, eso es síntoma de que hay algo que se quiere expresar en el sujeto, y no encuentra la manera. 

Que la persona pueda encontrar la valentía de afrontar que es aquello que está pugnando por aparecer, para lo cual también estamos los profesionales de la psicología, puede permitir hacer algo con la situación que está siendo dolorosa.

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